EXPLORADOR TURQUÍA

El eslabón precario

Por Alain Gresh*

Como recordaba Lenin al analizar las alianzas imperialistas en la Primera Guerra Mundial, “una cadena vale lo que vale su eslabón más débil”. Ahora bien, la cadena que se supone debe envolver y ahogar al Estado Islámico (EI) tiene varios elementos frágiles.

Mientras que pertenece a la OTAN y comparte mil doscientos kilómetros de fronteras con Irak y Siria, Turquía aparece como el eslabón más precario. Ankara primero justificó su prudencia –en particular su negativa a permitir que Washington utilice la base de Incirlik para realizar acciones militares en la zona, aunque sí lo autoriza para llevar a cabo acciones humanitarias y logísticas– por los 49 rehenes capturados por el EI en el consulado turco de Mosul durante la toma de esa ciudad el 9 de junio de 2014. Su liberación el 19 de septiembre no despejó totalmente sus reservas.

Estas se explican, primero, por su participación en el conflicto sirio y la prioridad dada a la caída del régimen de Bashar al Assad. Turquía permitió que se instalaran en su territorio redes de reclutamiento para la oposición, incluida la más radical, vinculada a Al Qaeda e incluso al EI. Los turcos representan una de las principales nacionalidades entre los combatientes extranjeros que la integran. Tierra de asilo para cerca de un millón y medio de refugiados sirios, Turquía teme que una intervención directa contra el EI provoque una ola de atentados en su territorio.

La reserva más seria de Ankara respecto de la coalición tiene que ver con los kurdos. Implicada en un diálogo político interno con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), con el objetivo, principalmente, de desarmar esta organización, Ankara ve con muy malos ojos su fortalecimiento militar. Ya que, si bien en algunos casos los kurdos frenaron el avance del EI, no fueron los peshmergas iraquíes –esos combatientes “dispuestos a enfrentar la muerte”, como pretende su nombre– los que mayormente lucharon. […] Fueron el PPK y sobre todo su brazo sirio, el Partido de la Unión Democrática (PYD), los que aportaron la mayoría de los combatientes. Aun cuando estos movimientos son colocados por Washington y Bruselas en la lista de las organizaciones terroristas, seguramente podrán acceder a armas suministradas por Occidente a los “kurdos”. Una prueba más, si se necesita, de que el concepto de “terrorismo” es de geometría variable y apunta ante todo a desacreditar a tal o cual organización para justificar intervenciones armadas.

Extractos del artículo “‘Guerra contra el terrorismo’, parte III”, www.eldiplo.org, octubre de 2014.


Este artículo forma parte del Explorador Turquía

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* De la redacción de Le Monde diplomatique, París.

Traducción: Julia Bucci

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