Una Constitución que consagra la ley del mercado
Por Bernard Cassen*
Empresa de inédito alcance, la construcción europea no podía dejar de tropezar con dificultades para su concreción. Esquivadas por dos décadas de huida hacia adelante, esas dificultades chocan hasta el punto de llevar al estancamiento de una iniciativa que sin embargo suscita muchas esperanzas en el mundo. El proyecto de Constitución es sólo la aplicación continental de los dogmas de la mundialización neoliberal. Sin aliento, sin perspectivas emancipadoras, la UE corre el riesgo de transformarse en simple gerente administrativa del reino del mercado.
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