El principal rufián es la policía
Por Marta Vassallo*
El asesinato de la secretaria general de la filial Rosario de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina), Sandra Cabrera, el 27 de enero último, es un crimen, uno más, en el que las sospechas recayeron de inmediato en la policía. La reacción gubernamental y la de cierto activismo social indicarían una circunstancia favorable para que algo cambie en la tradicional relación entre poder, policía y proxenetismo.
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La muerte violenta de mujeres que ejercen la prostitución se asocia habitualmente con «los gajes del oficio», un «oficio» que el grueso de la sociedad considera al mismo tiempo indispensable, o al menos inevitable, pero a ocultar. Pero en el caso de Sandra Cabrera, en cuyo empuje militante y coraje...
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