Un laboratorio desvitalizado
Por Jean-Michel Djian*
La prestigiosa Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, carente de peso político y financiero, y sin poder de coerción, es considerada por sus detractores un mero aparato burocrático. Pero tiene la ocasión para comenzar a recuperar autoridad.
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«Construir la paz en la mente de los hombres»: tal el propósito fundacional de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Su Constitución fue elaborada y aprobada el 16 de noviembre de 1945 en la Conferencia de Londres, que reunió a 44 gobiernos...
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