Que se vayan los dueños
Por Alfredo Eric Calcagno y Eric Calcagno*
La renovación total de la vida política argentina es una necesidad nacional y un reclamo colectivo. El viejo sistema de renta y financiero se pudre de a poco y cada día aparece un nuevo signo de su descomposición. Querellas mínimas; saltimbanquis que legislan, decretan y juzgan; asuntos de Estado convertidos en negocio. Frente a esta epidemia apareció un reclamo obvio: "Que se vayan todos", que se evapore el personal político. Sin embargo, esto no es suficiente: si la estructura económica permanece, vendrán otros gerentes para hacer lo mismo.
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El «que se vayan todos» obedece a un principio de salud mental: no ver más a las mismas caras. Pero adolece de una insuficiencia básica, porque los que se irían son los gerentes, no los dueños. El país está manejado por sus dueños: los bancos, las empresas privatizadas, los concesionarios...
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