De la caminata a la revolución
Por Frank Michel*
Caminar está de moda. Mientras la ruta invita a competir, quienes circulan a pie prefieren los caminos de tierra secundarios, vectores de solidaridad. La caminata también puede ser política. Se marcha para manifestar. Caminar implica más seguir el paso de los otros que imponer su propio ritmo. Caminar libremente es redescubrirse a sí mismo.
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La marcha a pie remite a la primera migración. El antropólogo Leroi-Gourhan decía que antes de unir la acción a la palabra, el hombre «comienza por los pies». La caminata nos recuerda nuestra condición de bípedos y lo que ella nos permitió lograr: nuestras civilizaciones… Se trata de una...
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