¿Y si se cerrara la Bolsa?
Por Frédéric Lordon*
Desde hace décadas, el discurso dominante ha impuesto la noción de que la Bolsa de Valores es el gran instrumento para la financiación de las empresas y una palanca irreemplazable para la dinamización de la economía. Es más, se ha logrado colocar a esta institución dentro del orden natural de las cosas, hasta hacer inconcebible su supresión. Sin embargo, un análisis detenido, como el que se ofrece en estas páginas, demuestra que son más bien las empresas las que financian a la Bolsa; que el aporte de ésta a la economía ha sido distorsionador y nefasto, y que, en última instancia, no es más que un gigantesco casino y el teatro de una especulación desenfrenada que permite a unos pocos acumular fantásticas fortunas en poquísimo tiempo.

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La espectacular crisis de estos dos últimos años casi nos hace olvidar que mientras las finanzas «de los mercados» -denominación un poco tonta, pero necesaria para marcar la diferencia- «parecen» activarse en un universo cerrado, lejos de todo y especialmente del resto de la economía, las finanzas accionariales, la de...
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