CRISIS EN MEDIO ORIENTE

Egipto: entre revolución y contrarrevolución

Por Alain Gresh*
Desde la caída de Hosni Mubarak al presente la situación en Egipto se ha ido complejizando, fruto de revoluciones y contrarrevoluciones, a lo que se ha sumado una grave crisis económica. La situación actual es confusa y la escasa información disponible dificulta el análisis.
Partidario del ex presidente Mohammed Morsi, El Cairo, 30-8-13, (Louafi Larbi/Reuters)

Los incidentes en Egipto son tan numerosos y se suceden a un ritmo tan acelerado que no es fácil seguir el curso de los acontecimientos (1). Pero, a partir de la información que nos llega, sí podemos tratar de dilucidar cuáles son las grandes líneas de los sucesos recientes (aunque el hecho de que la prensa egipcia, que se supone debe informar, se haya transformado en su mayoría –incluso en los órganos llamados liberales– en un mero relevo del aparato del Estado no facilite la tarea). Al mismo tiempo, intentaré seguir la progresión de lo que cabe llamar “contrarrevolución” (aunque todavía sea demasiado pronto para saber si va a triunfar). Es preciso aclarar que no se sabe bien qué es lo que sucede en los bastiones que votaron por los Hermanos Musulmanes (se calcula que los Hermanos disponen de apoyo sólido en al menos una cuarta parte de la población y de cientos de miles de militantes. Es cierto que la cúpula, que en buena parte se encuentra en prisión, parece estar en pleno desconcierto).

El 30 de junio de 2013 se produjo un inmenso movimiento popular en rechazo al presidente Mohammed Morsi y a los Hermanos Musulmanes (véase “A la sombra de los militares”). Si bien los números han sido inflados, la amplitud del movimiento fue un indicador del fracaso del presidente. Pero, incluso suponiendo que este movimiento fuera mayoritario –cosa que nadie puede verificar sin elecciones libres–, el movimiento se tradujo en un golpe de Estado dirigido no solamente por el ejército sino también por el conjunto del “Estado profundo” (ejército, policía y aparato judicial). Algunos de los que participaron en él creyeron que el cambio devolvería al buen camino a una revolución que los Hermanos habrían hecho descarrilar. Nada de eso sucedió. Lo que en realidad se puso en funcionamiento es una contrarrevolución en nombre de la guerra contra el terrorismo, con los medios transmitiendo los arrestos de yihadistas a través de todo el país, el descubrimiento de escondites de armas e informaciones facilitadas por la seguridad estatal y nunca verificadas.

La revancha del viejo régimen

Esto se debe a que estamos asistiendo al regreso triunfal del aparato de seguridad. Algunos se alegraron de que se aplastara a los Hermanos Musulmanes –siempre sorprende que quienes dicen defender la democracia y los derechos humanos se resignen a masacres a gran escala–, pero es evidente que la voluntad de revancha del viejo régimen está intacta y no se limitará a los Hermanos. En una muy buena crónica del 24 de agosto (“And McCarthyism is spreading and Spreading in #Egypt”), la bloguera egipcia Zeinobia –que no les perdonó nada a los Hermanos durante su primer año a cargo del país– denuncia el clima de maccartismo que se está instaurando:

“¡El grupo Tamarod proclamó en su página de Facebook que la oposición en tiempos de guerra es una traición! Por supuesto, no me sorprenden sus posiciones porque son nasserianos y Nasser consideraba a los oponentes como traidores que deben ir a la cárcel. Quienes hablan de libertades y derechos humanos son considerados traidores, espías y agentes, incluido Ibrahim Eissa, como él mismo explicó la semana pasada en su programa de televisión. El vice primer ministro Ziad Bahaa El Din propuso un proyecto para tratar de terminar con la crisis política actual en Egipto, que incluya un punto final a la discriminación y una apertura al diálogo con todas las fuerzas políticas que rechazan la violencia. Ahora lo atacan día y noche en los medios.”

Digamos unas palabras sobre Tamarod, cuya importancia fue totalmente inflada en las semanas que precedieron al 30 de junio. No es una organización sino una sigla utilizada por ambos bandos (incluidos los servicios secretos del Estado). Señalemos que su cuenta de Twitter y su página de Facebook defienden posiciones opuestas (la cuenta de Twitter es muy crítica respecto del poder).

Si bien la oposición política, agrupada en el Frente de Salvación Nacional (FSN), brindó su protección a los militares y al Estado profundo, algunos, en su interior, creyeron que estaban ante un movimiento rectificativo que volvería a colocar a Egipto en la trayectoria del 25 de enero de 2011. Mohammed El-Baradei era uno de esos. Fue nombrado vicepresidente antes de renunciar tras la sangrienta represión del 14 de agosto. Desde entonces, no sólo ha sido estigmatizado por los medios (y muchos intelectuales y escritores), sino que además fue culpado por un tribunal de “traicionar la confianza del público”… El gesto habla elocuentemente de los jueces: algunos de ellos decían haber luchado valientemente contra la “dictadura” de Morsi, mientras eran (y siguen siendo), en su mayoría, un pilar del antiguo régimen. En dos años y medio no fueron capaces de condenar a un solo funcionario del período Mubarak e incluso liberaron al ex presidente…

En la actualidad, también son los militantes del movimiento del 6 de abril, que inició las movilizaciones del 25 de enero, quienes son detenidos y acusados (algunos como espías, véase “Egypt Widens Crackdown and Meaning of ‘Islamist’”) (2). Y el movimiento sindical independiente que se había alegrado con el apartamiento de Morsi –porque se había opuesto a su acción intentando aliarse con el sindicato único del viejo régimen– comienza a desencantarse (véase el excelente análisis de Joel Beinin, “Egyptian Workers After June 30”) (3), especialmente después de la manera en que el aparato represivo reprimió una huelga en Suez. La que acaba de estallar en Mehallah Al-Kubra, ciudad faro de las resistencias obreras, será un test (Marwa Hussein, “Egypt’s Mahalla textile workers on strike again”) (4).

El nombramiento de veinticinco nuevos gobernadores –en su mayoría militares y policías– era, incluso antes de las masacres, un indicador de que se iba hacia una dictadura y hacia la proclamación del estado de emergencia (cuya abolición era una de las primeras demandas de los manifestantes del 25 de enero). Menciono dos ejemplos, entre otros, citados el 13 de agosto por Zeinobia (“August #2013’s New Governors Reshuffle in #Egypt”) (5):

El general de policía Mahmud Othman fue nombrado gobernador de Sohag. Este hombre, gobernador interino de Alejandría en 2011, se volvió famoso cuando amenazó con su arma a un grupo de docentes mientras manifestaban.

– El juez Ezzat Agowa fue nombrado gobernador de Kafr El-Sheikh. Ex presidente del club de jueces de Alejandría es conocido por haberse opuesto al movimiento del 25 de enero de 2011 y está acusado de contribuir a falsificar los resultados de las elecciones legislativas de 2005.

La prensa del 26 de agosto, en especial la prensa oficial (pero la mayor parte de la llamada prensa independiente apunta en el mismo sentido), titula “los dos regímenes de Morsi y Mubarak comparecen ante los tribunales” (Al-Goumhouriyya) o “Juicio a dos regímenes despóticos” (Roz el Youssef). Esta falsa simetría no debería engañar: casi ningún funcionario del viejo régimen comparecerá ante los tribunales en los próximos meses (y Mubarak, según la promesa hecha a los saudíes por el estado mayor egipcio, será bien tratado), mientras miles de militantes de los Hermanos Musulmanes están encarcelados, a menudo por el solo hecho de pertenecer a la organización. Es probable que todos los que denuncien esta represión tarde o temprano terminen también en la cárcel.

1. Véase también Alain Gresh, “Con la mira en Egipto”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, septiembre de 2013.  
2. David D. Kirkpatrick, The New York Times, 25-8-13.
3. Middle East Research and Information Project, 23-8-13.
4. Ahramoline, 25-8-13.
5. “August #2013’s New Governors Reshuffle in #Egypt”, http://egyptianchronicles.blogspot.fr/2013/08/august-2013s-new-governors-reshuffle-in.html

ARCHIVO 


Con la mira en Egipto, por Alain Gresh, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, septiembre de 2013. 
A la sombra de los militares, por Alain Gresh, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, agosto de 2013.  
Egipto, camino a la catástrofe económica, por Gilbert Achcar, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, febrero de 2013.

Este artículo fue originalmente publicado en Les blogs du Diplo, Nouvelles d’Orient: http://blog.mondediplo.net/2013-08-26-Egypte-chroniques-d-une-contre-revolution-I

* De la redacción de Le Monde diplomatique, París.

Traducción: Gabriela Villalba

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