El Reino Unido ante el riesgo comunitario
Cerca de 4 millones de británicos, o sea el 6,5 % de la población del Reino Unido, descienden de una “minoría étnica”. Este término fue adoptado a mitad de los años 1970 para reemplazar al de “inmigrante”. Esta evolución marcó un cambio en la concepción misma de la nación británica, que pasó de un modelo asimilacionista a un modelo multiculturalista. El asentamiento de los inmigrantes ha ido de la mano de una concentración geográfica (cuatro de cada diez viven en Londres), lo que ha favorecido la aparición de barrios étnicos. Una “segregación” vivida como un medio para valorizar las diferencias culturales.
El desembarco de 492 jamaicanos a bordo del Empire Windrush, en 1948, puede ser considerado como el punto de partida simbólico de la inmigración masiva al Reino Unido. Es la hora de la reconstrucción: el Estado favorece la llegada de caribeños para trabajar en el sector público donde todavía hoy ocupan un gran número de puestos de trabajo. Al mismo tiempo, con el desmantelamiento del Imperio colonial, llega la población proveniente de la India. Se cuentan hoy cerca de 900.000 indios, 600.000 pakistaníes y 200.000 bangladesíes.
La mayoría de los indios son sijes, originarios del Punyab donde pertenecían a la clase media, e hindúes originarios del Guyarat. Estos últimos, habiendo dejado la India diploma en mano, ejercen profesiones liberales (médicos, juristas…) en Londres. Por el contrario, los pakistaníes, musulmanes salidos de los distritos montañosos del oeste de Pakistán que huían de la inestabilidad del país tras la independencia, en 1947, son de origen modesto y ocupan, todavía hoy, junto con los bangladesíes, los empleos menos cualificados. El país acoge también a 200 000 chinos y 400 000 inmigrantes originarios del África anglófona, a los que es necesario añadir los refugiados de los últimos conflictos (Kosovo, Afganistán, Irak, Libia…). Londres continúa figurando como “El Dorado” europeo.
El carácter multicultural del país no explica por sí solo la elección del multiculturalismo. Porque si bien la nación inglesa es una de las más antiguas del mundo, la identidad británica se ha constituido recientemente alrededor de dos secuencias históricas: la gesta colonial y la Segunda Guerra Mundial. El Reino Unido no deja de ser un Estado multinacional donde los particularismos nacionales son poderosos. La gestión de las naciones británicas (Inglaterra, Escocia, País de Gales, sin contar Irlanda del Norte) en el seno de un Estado unitario ha abierto la vía del multiculturalismo. Sus comienzos fueron tímidos: al principio de los años 1950, los inmigrantes no eran muchos más de 20.000. En el momento en que, en 1948, la British National Act concede el estatuto de ciudadano a todos los miembros del Imperio, según el principio del derecho de suelo, más de 800 millones de individuos podían, si así lo requerían, entrar libremente en el Reino Unido. Sucesivas olas migratorias hicieron volar en pedazos este “contrato de ciudadanía”.
Conservadores y laboristas van limitando sucesivamente las entradas, mientras luchan contra el ascenso de los discursos xenófobos. La puesta en marcha de leyes antirracistas, las que se incluyen en la Race Relation Act, votadas en 1965, 1968 y 1976, implica la definición de categorías que no son solamente sociales sino “raciales”. Al mismo tiempo, ve la luz una autoridad independiente: la Commission for Racial Equality (CRE), encargada de promover la diferencia cultural y luchar contra el racismo. A fin de medir las discriminaciones, se introduce una pregunta sobre la pertenencia étnica durante el censo de 1991. Ese mismo año, ciertas asociaciones islámicas lanzan un llamamiento para no marcar ninguna casilla étnica, sino añadir “musulmán” en el apartado “Otros”. El país pasa de una política de lucha contra las discriminaciones a una política multiculturalista que valora la pertenencia cultural, étnica y, a partir del censo de 2001, también religiosa.
Con el paso de los años, el reparto de fondos públicos para la financiación de proyectos o la creación de escuelas religiosas, según las necesidades de las minorías, favorece la implicación de las comunidades en la vida política local. Con el ascenso de las reivindicaciones particulares y las concentraciones étnicas, el peso electoral de las minorías inquieta a la mayoría blanca, a la que pertenece David Cameron.
A menudo se compara el multiculturalismo con un cubo de Rubik: un color en cada cara y todas las caras dándose la espalda. Los laboristas hicieron alusión a los límites y los necesarios ajustes del modelo, tras los motines raciales de las ciudades del norte de Inglaterra en 2001 y tras los atentados de Londres en 2005. Pero es, después de la llegada al poder de los conservadores, en abril de 2010, cuando la ruptura se hace más clara: los recortes presupuestarios abren la perspectiva a un abandono de la acción social por parte del Estado con el riesgo de fragilizar la cohesión del país.
Este artículo forma parte deEl Atlas de las minorías. Étnicas, nacionales, sociales, linguísticas, religiosas, sexuales…
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* Doctora del Instituto Francés de Geopolítica, Universidad de París VIII.
Traducción: Ediciones Cybermonde S.L.