CRÓNICA DE UNA RESISTENCIA

Gaza: vivir bajo las bombas

Por Claude Sarah Katz*
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, y el presidente Mohamed Morsi anunciaron tras 8 días de violencia un alto al fuego en la Franja de Gaza. En este testimonio esta especialista de la universidad de Gaza, relata cómo se vivieron los primeros días del conflicto.
Franja de Gaza, 21-11-12 (Ahmed Jadallah/Reuters)

Jueves 15 de noviembre, 9.30 hs

Ayer, las Fuerzas Armadas israelíes lanzaron una nueva ola de bombardeos aéreos y marítimos sobre la Franja de Gaza. Eso significa que una población de 1,8 millones de personas, prisionera ‒literalmente‒ en una estrecha franja de tierra entre una “frontera” con tecnología hipersofisticada y un mar patrullado en forma ininterrumpida por la Marina de Guerra, va a sufrir aleatoriamente la muerte caída del cielo.

¿Cuántos? El gran hospital de la ciudad de Gaza, Shifa, recibió ambulancias toda la noche. La información circula esencialmente por Facebook, pero en este momento no puedo hacer una actualización: el barrio en el que vivo, y probablemente gran parte de la Franja de Gaza, está sin luz (y por lo tanto sin internet). Contando los muertos de la tarde de ayer y de la primera parte de la noche, ya se registra una decena, así como también un centenar de heridos. Muy mala señal, Israel bautizó a la operación en curso como “Pilar de defensa” (“Pillar of Defence”). ¿Pretende reeditar “Cast Lead” (“Plomo fundido”)? Para que recuerden: 1.400 muertos en unas tres semanas, a fines de 2008 principios de 2009…

Ante la horrorosa desproporción de fuerzas, con una población civil acorralada entre alambre de púas y mar, literalmente machucada por un ejército muy poderoso, ¿va a reaccionar la “comunidad internacional”? En lo más mínimo, a menos que sea obligada por la opinión pública. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió esta noche y decidió no decir nada. Eso dio lugar a titulares casi anodinos como “La ONU no toma medidas en los ataques israelíes” (“UN takes no action on Israel strikes”). Uno de los participantes habría declarado que el hecho de que esta reunión haya tenido lugar ya era una señal positiva. Las familias que morían bajo las bombas de los F-16 israelíes en ese mismo momento lo agradecieron.

¿Cómo se puede llegar a esto? Que los poderosos que nos gobiernan tengan su propia visión de cómo repartir el mundo y sus riquezas, y que en esta visión las poblaciones sean una simple variable de ajuste, vaya y pase. Pero ¿y la prensa?, ¿y las organizaciones populares? Para llegar a esta negación de toda justicia, a esta negación del derecho a vivir para los habitantes de Gaza, hay que atravesar una larga serie de mentiras y desinformación.

Esto empieza y termina con el desinterés, en el mejor de los casos, de los “protagonistas”. A título de ejemplo, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon le expresó al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu sus “preocupaciones ante el deterioro de la situación en el sur de Israel y en la Franja de Gaza, lo que incluye (which includes) la alarmante escalada de lanzamientos indiscriminados de misiles y los asesinatos selectivos, ordenados por Israel, de responsables militares de Hamás” (1).

Así, de un lado, los terroristas palestinos lanzan misiles sobre objetivos “indiscriminados” ‒por lo tanto, la población civil‒, y del otro Israel mata “prolijamente” a un importante jefe militar de Hamás. Con respecto a la realidad en el territorio, bombas que explotan a nuestro alrededor, terribles imágenes de niños quemados, es simplemente innoble (pero irrefutable en derecho, gracias al astuto “que incluye”).

Entonces, no perder de vista otros elementos, mucho más importantes, cuya ausencia vuelve este cuadro perfectamente engañoso.

No, Gaza no es un lugar que podría ser tranquilo y habitable si algunos locos furiosos no se empecinasen en lanzar misiles sobre el pacífico Israel. Gaza se asfixia con un nudo corredizo al cuello. Ninguna decisión sobre su propia vida le pertenece. La prohibición de exportar eliminó su vida económica. Gaza es una jaula en la que una potencia extranjera decide todo: la cantidad de productos que entran o no, los lugares en los que la gente puede permanecer con vida y aquellos en los que será ejecutada, el momento en que sus autos entrarán a regar algunos kilómetros cuadrados con sus motores explosivos y los momentos en los que se podrá tener la impresión de vivir.

Estoy en Gaza hace trece días, mis apuntes diarios están hechos de cuerpos despedazados, padres quebrados en llantos y el silencio de los que están en coma. La muerte en Gaza es como la colonización en Cisjordania: sea cual sea el estado de las negociaciones de paz, en Cisjordania la colonización avanza a un ritmo constante, y sea cual sea el estado de la resistencia, el ejército israelí mata cotidianamente en Gaza. Esta frase no es un vuelo retórico, es una constatación estadística.

Cada vez que la población de Gaza intenta levantar la cabeza, el nudo corredizo se ajusta un poco más (2). A título de ejemplo: los acuerdos de Oslo, mercado de engaños como cualquier otro, marcan una zona accesible a la pesca para los barcos de Gaza de un ancho de 20 millas náuticas (37 kilómetros). Para castigar a los habitantes de Gaza, luego del estallido de la Segunda Intifada, esta zona se redujo arbitrariamente, y por el solo derecho del más fuerte, a 12 millas en 2000, y a 6 millas en 2003. Desde 2006 se restringió a 3 millas, límite impuesto por los omnipresentes buques de guerra. De este minúsculo espacio de pesca, los barcos no pueden sacar más que una miseria, y el producto de la actividad es incautado (3). Si se olvida este aspecto de los hechos, el desprecio, la brutalidad, el trato a esta población como si estuviese privada de todos sus derechos, sólo sobreviviendo según el buen parecer de su vencedor, no podrá comprenderse que exista una resistencia.

Es la misma lógica que preside los bombardeos de hoy en día: vengar en la población civil las acciones de la resistencia. Esto tiene un nombre: castigo colectivo. Y pertenece, en derecho internacional, a la categoría crimen de guerra.

Sabemos bien, o creemos saber, que resistir es no sólo un derecho, sino un deber. Acá la resistencia es chica y está dividida, diezmada por los asesinatos llamados “selectivos”, enfrentada a una terrible máquina de guerra, pero existe. Y como toda resistencia, es a ella a la que se le imputan las desgracias de la población. Relean el texto del “Afiche rojo” y lo que los nazis escribieron en este afiche con el que empapelaron todo París: “¿Liberadores? ¡La liberación en manos del ejército del crimen!”. Aquellos cuyas acciones recordamos con afecto y respeto, los resistentes en suelo francés, eran tachados entonces de terroristas, responsables de la “desafortunada” necesidad, a cargo del ejército de la ocupación alemana, de tomar represalias mediante captura de rehenes y ejecuciones sumarias.

17 hs

Lo que empezó ayer, lo que sigue hoy, es el bombardeo a la población civil. Lo que escribe Le Monde en su edición del día, disponible en internet ‒“Israel llevaba a cabo el jueves 15 de noviembre un segundo día de ofensiva contra los grupos armados en la Franja de Gaza. Un ataque aéreo provocó la muerte de tres militantes palestinos, dijeron fuentes médicas” (4)‒, es pura desinformación. El responsable del hospital Shifa, el doctor Medhat Abbas, contó para nosotros, a mitad de jornada, 90 ataques en los lugares más variados: casas, rutas, descampados, granjas. Se deploran 13 muertos (mitad combatientes, mitad civiles, de los cuales el más joven tenía 11 meses y el más viejo 65 años) y 147 heridos, de los que una parte no sobrevivirá. Esta clase de balance marca una estrategia: aterrorizar a la población.

Mucho o poco, la resistencia responde. Con más fuerza que durante la operación “Plomo fundido”. Una coordinación del conjunto de los movimientos parece estar en marcha. La población apoya el objetivo. En los llantos y gritos de rabia, incluso junto a los niños moribundos, lo que se deja oír es la incontestable negativa a replegarse.

Los analistas políticos deberán tener en cuenta a los habitantes de Gaza en vez de aventurarse en discusiones eruditas sobre las filiaciones partidarias de tal o cual grupo de la resistencia.

1. “UN Security Council meets, takes no action on Israel strikes”, Ma’an News Agency, 16-11-12.
2. Léase el testimonio de Noam Chomsky, quien estuvo en el lugar de los hechos del 25 al 30 de octubre, “Impressions de Gaza”, Palestine Solidarité, 10-11-12.
3. Léase Joan Deas, “A Gaza, la mer rétrécit”, Le Monde diplomatique, París, agosto de 2012.
4. “Israël tue le chef militaire du Hamas et annonce une opération armée à Gaza”, Le Monde, 15-11-2012.

* Este articulo fue originalmente publicado en Les Blogs Du Dipló: http://blog.mondediplo.net/2012-11-16-Vivre-sous-les-bombes-a-Gaza

Notas asociadas

* «Eterno conflicto en Gaza», por Jean-Pierre Filiu, Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, nota web, abril 2012.
* “El Estado palestino: la paradoja de Zenón”, por Alain Gresh, Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, octubre de 2011.

* Demógrafa, jubilada del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), especialista en análisis de datos en la universidad Al Azhar de Gaza. Actualmente es enviada especial de la publicación mensual CQFD en Gaza.

Traducción: Aldo Giacometti.

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