La corrupción hecha sistema
Puede insistirse mucho, y con razón, en el problema que la corrupción supone para Brasil, pero difícilmente pueda plantearse con seriedad que este fenómeno sea exclusivo del Partido de los Trabajadores (PT).
Tampoco puede decirse que le sea ajeno, desde ya, dadas las condenas que recayeron, primero con el mensalão y ahora con el petrolão, sobre varias de sus principales figuras, desde legisladores hasta ex ministros, pasando por tesoreros y dirigentes varios. Si Dilma Rousseff está hoy a tiro de juicio político, recordemos que Lula lo estuvo también en su primer mandato. Una economía boyante y el talento del marqueteiro João Santana lo salvaron del trance y, todavía más, le dieron la reelección en 2006. Ah… Santana está preso por el petrolão.
Recordemos que la Presidenta no está en proceso de impeachment por corrupción sino por el maquillaje de las cuentas públicas, conocido como pedaladas, un truco contable al que por otra parte recurrieron todos sus antecesores. Dado que hasta sus rivales más enconados sostienen que ella no se enriqueció personalmente (la opinión sobre Lula no es la misma), pareciera que se trata en realidad de un subterfugio para castigar su versión del laissez-faire y su mal desempeño en el gobierno.
Pero, ¿qué se puede decir de quienes juzgan a Rousseff?
Por un lado, dieciséis de los sesenta y cinco miembros de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados que pueden elevar el juicio político al pleno están bajo investigación por soborno, lavado de dinero y crimen electoral, entre otras cosas. Un emblema entre ellos es el ex alcalde de San Pablo Paulo Maluf, un veterano de esas sospechas, no sólo imputado en Brasil sino que fue condenado el año pasado en Francia a tres años de prisión por lavado de dinero.
El problema es que, además de Dilma, toda la línea sucesoria está cuanto menos sospechada.
El vicepresidente, Michel Temer, del PMDB, ha sido mencionado como promotor de uno de los ex directores de Petrobras preso por corrupción, Jorge Zelada.
El titular de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, también del PMDB, debió reconocer la titularidad de varias cuentas en Suiza con casi 5 millones de dólares que, se sospecha, fueron desviados de Petrobras.
Su par del Senado, Renan Calheiros, del mismo partido, también fue mencionado varias veces en denuncias por corrupción y teme caer.
El presidente del Supremo Tribunal Federal, Ricardo Lewandowski, enfrenta sospechas de haber participado en diálogos para pergeñar un punto final político-judicial a la crisis.
En la oposición, en tanto, el principal impulsor del impeachment a Dilma es Aécio Neves, el político socialdemócrata derrotado en octubre de 2014 y hoy senador. Ya van tres veces que se lo menciona en el operativo Lava Jato que investiga la corrupción en Petrobras. En las ocasiones anteriores su caso fue archivado. Pero persiste uno por supuesto desvío de fondos de la compañía eléctrica Furnas para sus campañas.
* Periodista.
© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur