Un nuevo (viejo) socio comercial
“¿A usted le parece normal que en Radio Cadena Nacional [una cadena de televisión pública colombiana] se hable todas las tardes del presidente del país vecino? Que Chávez dijo esto, que Chávez dijo aquello… ¿Qué nos importa? Y bueno, ¡con Uribe era así!”, afirma nuestro interlocutor para aclarar el tema de la “ruptura” a la que condujo la llegada al poder de Juan Manuel Santos (que muchos creían que encarnaría la continuidad de Álvaro Uribe, de quien había sido su ministro de Defensa). “Desde la elección de Santos, ni una palabra sobre Venezuela en los medios. La gente descubrió entonces que acá había pobres, que faltaba agua, etcétera. Para resumir, que teníamos problemas de verdad”. El café que degustamos, delicioso, no nos lo sirven en el cuartel general de un partido colombiano de izquierda, sino en una de las cómodas oficinas de la Cámara de Comercio del país, libre de sospechas de idolatría bolivariana…
Más allá de su promesa de aplastar la guerrilla, Uribe llegó al poder en 2002 sobre la base de una violenta denuncia de la política de su vecino venezolano. La tensión entre los dos países alcanzó su punto máximo cuando, en 2008, la Fuerza Aérea Colombiana bombardeó un campamento provisorio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio ecuatoriano (1). Esta intervención en territorio extranjero de un fiel aliado de Washington podría constituir un casus belli, según amenazó Hugo Chavéz. Por solidaridad con Quito, invitó al embajador colombiano a irse y cerró la frontera con su vecino. El impacto en el intercambio comercial no tardó en hacerse sentir.
Venezuela es un socio de peso para las empresas colombianas: en 2007 representaba el 17% de las exportaciones de Colombia (siendo Estados Unidos el principal cliente, con el 35% de las exportaciones). Desde la crisis diplomática, las exportaciones a Venezuela cayeron al 4% del total, pasando de 2.600 millones de dólares en 2008 a menos de 800 millones en 2010. “Lejos de ser ‘chavistas’ en el plano político, ciertos representantes del sector privado colombiano se quejaron de este enfrentamiento con Venezuela: los empresarios colombianos reconocían que la política de Hugo Chávez había aumentado el poder adquisitivo de una importante parte de la población y no pretendían renunciar a semejante mercado”, concluye nuestro interlocutor de la Cámara de Comercio colombiana.
Durante el golpe de Estado de abril de 2002, en Venezuela, Santos (que ocupaba el cargo de ministro de Economía) había declarado que el presidente golpista Pedro Carmona sería acaso “un interlocutor ideal en términos comerciales y económicos” (2). Y ahora es él quien, durante un viaje a Cuba, le muestra al mundo el informe de salud de su nuevo “amigo” Hugo Chávez, en La Habana por un tratamiento para el cáncer (3). El comercio parece tener razones que Uribe no entendía…
1. Léase Maurice Lemoine, “Colombia y el ciberguerrillero”, Le Monde Diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, julio de 2008.
2. “Roces con Venezuela”, El Tiempo, Bogotá, 16-4-02.
3. “Santos en Cuba: la Cumbre de las Américas y la salud de Chávez”, observadorglobal.com, 8-3-12.
Véase también “¿Habrá paz en Colombia?”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, octubre de 2012.
Este artículo fue originalmente publicado en el sitio web de Le Monde diplomatique, París, http://www.monde-diplomatique.fr/2012/10/RAMIREZ/48300
* Periodista.
Traducción: Aldo Giacometti.