Aristide, víctima y verdugo
Por Maurice Lemoine*
Elegido en dos oportunidades presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide incurrió desde el poder en comportamientos propios de sus enemigos políticos: maniobras para perpetuarse, organización de bandas armadas como grupos de choque, obediencia a los dictados de las entidades financieras internacionales, entre otros. Pero persisten dudas sobre la autoridad de Estados Unidos y Francia para forzar su destitución y hacerlo salir de su país, donde el movimiento Lavalas (avalancha) sigue siendo de lejos el más popular.
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Al principio era «Titid», el cura de las villas miseria, la voz de los sin voz. El que más tarde se convertiría en el presidente Jean-Bertrand Aristide, oficiaba por entonces en la iglesia de Don Bosco, en Puerto Príncipe, y representaba la esperanza de un pueblo crucificado por la dictadura...
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