Polonia paranoica
Por Ignacio Ramonet*
A inicios de 2007, el arzobispo de Varsovia Stanislaw Wielgus renunció al descubrirse que había mantenido contactos con la policía secreta comunista. La opinión pública atribuyó esa dimisión al presidente polaco Lech Kaczynski, quien ha llamado a una "revolución moral", con el declarado proyecto de implantar en Polonia la estricta obediencia de "los valores familiares": oposición al aborto, la eutanasia y la homosexualidad, además de purgar la corrupción reinante durante la gestión socialdemócrata. Euroescéptico, pero apegado al atlantismo, escandaliza a Europa con su ley que obliga a cientos de miles de polacos a confesar sus pasados vínculos con los servicios secretos de la época comunista.
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Las llaman «leyes de lustración». Es decir, de purificación ritual, según el diccionario. Lo cual, en este país donde el catolicismo hunde sus raíces en la historia, no deja de tener una profunda significación de arrepentimiento y penitencia. En virtud de esta ley votada en octubre de 2006 y que...
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