Lejos de una «revolución azafrán»
Por Renaud Egreteau*
El 20 de octubre pasado el régimen militar birmano alivió un poco la presión al levantar el toque de queda impuesto en Rangún a fines de septiembre en respuesta a las manifestaciones de la oposición, lideradas por los monjes budistas, que fueron violentamente reprimidas. Sin embargo, este movimiento de protesta, el más importante contra la junta militar en casi dos décadas, carece de cohesión. Por esta razón, a pesar del incremento de la presión internacional sobre los generales, no existe ningún signo serio de apertura o de cambio político.
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Al decidir una fuerte alza del precio de la gasolina y del gas natural, el 19 de agosto pasado, el régimen militar birmano desató una crisis económica y social cuyas consecuencias no había calculado. En efecto, un alza similar del precio del petróleo en octubre de 2005 no provocó una...
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