Un hombre, cinco presidentes
Por Damián Nabot*
Desde el anonimato, un testigo privilegiado de los 14 días de crisis política que vivió Argentina a partir de la renuncia de Fernando de la Rúa narra la intimidad del poder cuando en las calles sonaba al unísono el grito “Que se vayan todos”.

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Durante años fue testigo de los acontecimientos más herméticos de la Casa Rosada, con la condición de callar. La discreción era el valor primordial de su tarea.
— Te pido reserva de mi nombre.
Ahora, en el café La Esquina de Palermo, luego de acomodarse su saco verde agua y levantarse el...
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