De tanto nombrar a Dios en vano…
Por Alejandro Margulis*
Tan inesperada como inevitable -y de imprevisibles consecuencias cívicas futuras- la movilización activista que culminó en el Congreso Nacional con la sanción de la Ley 26.618 supo promover desde mucho antes arduos debates tanto en los medios de comunicación como en iglesias, escuelas, la opinión académica y la más pedestre de las mesas de café.

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Incluso si esta nueva ley no hubiese sido aprobada, hubieran quedado definitivamente agrietados viejos hábitos y estructuras mentales. Con ley o sin ley -afortunadamente, con- quedó destrozado uno de los tabúes más anquilosados en «el país del tango, de los machos, del psicoanálisis, del fútbol y de los católicos», según...
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