El negocio de la miseria
Por Cédric Gouverneur*
A través del préstamo de una módica suma de dinero para que pudieran desarrollar una actividad lucrativa, el microcrédito apuntaba a emancipar a los más pobres. Pero en India ha triunfado la lógica del accionariado: sociedades de microcrédito amasan fortunas aprovechándose de los más vulnerables.
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Laksmi y su mujer Rama no hacían más que producir, día tras día, unos mil beedies (cigarrillos aromáticos), trabajando doce horas diarias, para ganar unas 70 rupias (alrededor de 1,10 euros). Padres de dos niñas, ambos decidieron entonces pedir prestadas 5.000 rupias (78,5 euros) a un organismo de microcrédito con...
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