Bajo el disfraz de Confucio
Por Anne Cheng*
Por más de dos milenios el confucianismo le aportó a China una auto-representación como centro del mundo, muy funcional a su política imperial. Abandonada a comienzos del siglo XX, esta filosofía volvió con fuerza hacia 1980 para presentarse como sostén conceptual de un modelo económico de desarrollo asiático.

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Mientras que China, con su (al menos supuesto) ascendente poderío, está en vías de imponerse en todo el mundo, podemos interrogarnos sobre su pretensión de universalidad y su capacidad de pensar una nueva mundialidad. La noción de universalidad presenta esa muy conocida paradoja de que es de todo menos universal....
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