Guayana, frente a la avanzada evangelista
Por Elven Sicard*
En veinticinco años, Guayana vio duplicar su población al tiempo que permanecía económicamente aislada de sus vecinos. Sin embargo, la porosidad de su frontera facilita tanto el tráfico de oro como el proselitismo evangelista. En primera línea, los amerindios se juegan su futuro como pueblo.

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Con sus propios reclamos, las organizaciones amerindias participaron plenamente del movimiento social guayanés de la primavera. Sintiéndose olvidados por las autoridades públicas, los seis pueblos originarios de Guayana (entre diez mil y veinte mil personas, según estimaciones) conviven con los traficantes de oro y sufren los estragos de la extracción...
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