Esa deuda que enloquece a los acreedores
Por Frédéric Lemaire*
Los discursos sobre la deuda utilizan un vocabulario moral. Por un lado, la falta, asociada al préstamo; por el otro, la virtud, encarnada por el ahorro. El acreedor corre al rescate de su prójimo; el deudor expía sus culpas pagando los reembolsos. La fábula es simpática, pero falaz. Son los mercados los “adictos” a la deuda pública.

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En los últimos años, grandes países como Francia y Alemania han conseguido endeudarse a tasas de interés negativas (1). En otras palabras, ganan dinero pidiéndolo prestado y, lo que resulta aun más sorprendente, hay inversores que están dispuestos a perder dinero para prestárselo. ¿Cómo se explica una situación tan descabellada?...
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