Berlusconi
Por Ignacio Ramonet*
El actual Primer Ministro italiano no tuvo que recurrir a un golpe de Estado para instaurar un sistema que, desde el libertario premio Nobel de Literatura Darío Fo hasta el semanario económico conservador británico The Economist, evalúan como una nueva forma del fascismo y una amenaza al estado de derecho: le bastó con su combinación de poder económico y poder mediático, que le aseguró la anuencia de una sociedad harta de su ya desprestigiada dirigencia política. ¿Acaso este inquietante modelo encontrará émulos en Europa?
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«De todas las formas de ‘persuasión clandestina’, la más implacable es la que ejerce sencillamente el orden de las cosas».
Pierre Bourdieu
En Italia el «orden de las cosas» convenció de modo invisible a una mayoría de votantes de que la época de los partidos tradicionales había llegado a su fin. Esta...
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