Trabajadores pobres, dirigentes ricos
Por Hernán Brienza*
Las imágenes de Emilio "Madonna" Quiroz, empleado del gremio de camioneros y chofer personal del hijo del secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, disparando su pistola el 17 de octubre pasado, durante el traslado de los restos del ex presidente Juan Domingo Perón a la quinta de San Vicente 1, pusieron de manifiesto, una vez más, la naturaleza de un modelo de movimiento sindical que debería estar agotado ya hace bastantes lustros. Sin embargo está presente, no exactamente por la legitimidad que obtienen sus dirigentes en las bases, sino por la anuencia de un Estado que está más dispuesto a tolerar las prácticas "mafiosas" que a llevar adelante las reformas legislativas que, en este tema, la República necesita. Un sistema que perjudica a los trabajadores y al país.
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El movimiento obrero argentino tiene pendientes desde hace mucho tiempo dos materias importantes: la democratización interna y el divorcio definitivo entre «unicidad» sindical (una sola central obrera) y un partido político (el justicialismo), una mixtura que atenta contra la defensa real de los trabajadores.
Las consecuencias del actual modelo son, sin...
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