El virus demostró la crueldad estructural contra las poblaciones vulneradas

Por Estefanía Pozzo*

El impacto negativo del coronavirus en la economía, a la vez que una pésima noticia para todos los países, es un desafío que abre preguntas estructurales que deben ser impulsadas por los sectores progresistas.
¿Es posible la vida en sociedad si el sistema económico se basa en las desigualdades sociales? Si bien la circulación del virus dejó en evidencia que nadie está a salvo (por más dinero y patrimonio que tenga), también demostró la crueldad estructural y organizada contra las poblaciones vulneradas. El hacinamiento, los ingresos por debajo de la subsistencia, las condiciones laborales paupérrimas y las barreras de acceso a los servicios básicos toman ahora un carácter más extremo.
La coyuntura mundial ayuda a poner en foco la “sostenibilidad de la vida”, un concepto que la economía feminista sostiene y reclama hace años. No es posible seguir sostenido un sistema económico en el que haya vidas que no merezcan la pena ser vividas.

Este artículo integra la serie: ¿Dejará algún saldo positivo la pandemia?, parte I. Volver a nota principal.

* Periodista.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

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