La larga marcha
Por Gabriel Vommaro*
Aun siendo un partido de elites económicas, el PRO logró conquistar a un electorado más amplio con un discurso de modernización del Estado, miedo al “populismo” e indignación con la corrupción. Pero una vez en el poder, los límites para ampliar su representación social se hacen evidentes y su proyecto no seduce ni siquiera al mundo de los negocios.

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El partido Propuesta Republicana (PRO) construyó un fuerte arraigo social en el mundo de los negocios. Hizo de los valores emprendedores una dimensión fundamental de su ethos; construyó su estética como celebración de ese hacer pragmático y desideologizado. Pero la representación no es un reflejo mecánico de la vida social. Para...
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