En una segunda vuelta que enfrentaba las dos opciones más radicales de cada espectro, el ultraderechista José Antonio Kast se impuso por casi un 60%. Este caudal de votos se explica por los convencidos, por quienes apostaron por su promesa de combatir el narcotráfico a lo Bukele, pero también por la desilusión del gobierno de Boric. Pese a este holgado triunfo, al nuevo gobierno le aguardan importantes desafíos tanto en el Parlamento como frente a la izquierda, ahora devenida oposición, que volverá a luchar desde el llano.